Científicos del Ecole Polytechnique Federale de Lausanne (EPFL) y el Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica (Inserm), la agencia gubernamental francesa para la investigación biomédica, han descubierto que un tipo de fármacos para la quimioterapia --utilizados originalmente para inhibir vías de señalización claves en las células cancerígenas-- son también capaces de matar al parásito de la malaria. El hallazgo se publica en la edición "on line" de "Cellular Microbiology".
Los investigadores han demostrado que el parásito de la malaria depende de una vía de señalización presente en el paciente anfitrión --inicialmente, en las células del hígado y después en los glóbulos rojos-- para proliferar. Los encimas activos en la vía de señalización no están codificados en el parásito, sino que son "secuestrados" por el mismo para servir a sus propios objetivos.
Estas mismas vías son la diana de una nueva clase de moléculas desarrolladas para la quimioterapia del cáncer y conocidas como inhibidores de la kinasa. Estos científicos trataron los glóbulos rojos infectados con malaria con este fármaco para la quimioterapia y consiguieron frenar al parásito.
El equipo del profesor Christian Doerig analizó glóbulos rojos infectados por el "Plasmodium falciparum" y demostró que la vía de señalización específica PAK-MEK presentaba una mayor actividad en las células infectadas que en las no infectadas.
Cuando inhabilitaron esta vía por métodos farmacológicos, el parásito era incapaz de proliferar y moría. Aplicado "in vitro", este fármaco para la quimioterapia también mató a una versión de la malaria que se da en roedores ("P. berghei"), tanto en células del hígado como en glóbulos rojos.
Esto indica que "secuestrar" la vía de señalización celular del anfitrión es una estrategia que generalmente usa el parásito de la malaria y por ello, inhabilitar esta vía podría ser una estrategia efectiva para combatir las cepas del parásito que se sabe infectan a los humanos.
La malaria infecta a 250 millones de personas cada año en el mundo y mata a entre uno y tres millones. Los esfuerzos para encontrar un tratamiento contra esta enfermedad han fallado por la propensión del parásito de desarrollar con rapidez resistencia a los fármacos a través de la selección de mutaciones. Una vez en el organismo, este parásito se esconde del sistema inmune del paciente dentro del hígado y los glóbulos rojos, donde proliferan.
Descubrir que el parásito "secuestra" una vía de señalización de las células del anfitrión abre camino a los investigadores para encontrar una nueva estrategia para luchar contra esta enfermedad. En lugar de luchar contra el parásito directamente, se podría trabajar para las células del anfitrión fueran capaces de combatirlo.
Como esta nueva estrategia sólo ataca a las encimas celulares del anfitrión, el parásito podría verse privado de su más importante "modus operandi" para el desarrollo de resistencias a los fármacos.
Varios fármacos de quimioterapia que inhiben la kinasa se usan ahora en la práctica clínica y otros han pasado ya a la etapa 1 y 2 de los ensayos clínicos. Aunque tienen una importante toxicidad, se utilizan todavía durante largos periodos para luchar contra el cáncer.
Utilizarlos contra la malaria podría suponer tener que tomarlos durante mucho menos tiempo, reduciendo así sus problemas de toxicidad. Los autores de este estudio sugieren la posibilidad de evaluar las propiedades antimaláricas de estos fármacos, recortando así el tiempo y los costes necesarios para poner en marcha una nueva estrategia de lucha contra esta enfermedad.
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